Por si puedes oírme...
"Antes de ti el cielo quise tocar y ahora en cambio vivo allí"
martes, 7 de agosto de 2012
Gritar también es de seres humanos.
miércoles, 22 de febrero de 2012
Sólo cinco meses.
No hay más. Sólo cinco meses. Cinco meses y tu sonrisa, cinco meses y tu música.
Cinco meses y tú, porque dudo, sinceramente, que exista alguien tan peculiar como tú, en el buen sentido.
Tú y tu forma de animar siempre a los demás, de estar ahí pase lo que pase. Tú y tu forma de ser y de darte a conocer. Desde un simple pestañeo hasta la forma de andar. Todo es particular en ti. Haces que los demás pensemos que no es una invención eso de la personalidad, que es posible no ser manejado por la sociedad.
Me gustaría que te dieras cuenta de que si hay algo en lo que debes poner todo tu empeño es en no cambiar. En ser siempre así, sólo como tú sabes ser.
Es difícil de explicar la forma en que haces todo sencillo. La forma en la que haces que la felicidad, ya sea la tuya propia o la de los demás, se base en cosas tan sencillas como una sonrisa. Una sonrisa de la persona adecuada en el momento adecuado. Y haces creer que el hecho de que esas tres cosas se relacionen en una perfecta armonía es más sencillo de lo que parece. Y después lo demuestras. Lo demuestras teniendo siempre la sonrisa o la palabra adecuadas en el momento adecuado (que tú eres la persona adecuada se da por hecho) y es verdad, la felicidad se puede hallar cada día en cinco meses gracias a ti, a tu sonrisa, a tus palabras.
Nunca olvides lo esencial que eres para algunas personas y haz que eso sea tu motor. Haz que esa sea la razón por la que seguir siendo como eres y haciendo felices a los demás con tus filosofías sobre que "la felicidad se halla en pequeñas cosas" o con tu sonrisa, que en este caso vale más que 332 palabras sobre lo increíble que eres.
miércoles, 30 de marzo de 2011
Una gran persona dice grandes verdades.
jueves, 17 de marzo de 2011
Hoy es el "mañana" de ayer.
viernes, 19 de noviembre de 2010
Una foto en blanco y negro, y no gris.
Siempre pierdo lo que gano. Y si lo recuperase lo perdería tantas veces como en mi poder estuviera. Y aunque lo conservara por algún tiempo, seguro que alguna otra cosa se esfumaría. ¡Que no me gusta la neutralidad! Ni a mi, ni a nadie. ¡A ver si se quiere enterar ya quien esté moviendo esos hilos! Necesito, mejor dicho, necesitamos ganar o perder para que nuestro estado de ánimo sea justificable. Muchas veces solo somos felices si conseguimos lo que nos proponemos, si llegamos a esa meta. Tras haberlo logrado y haber alcanzado la felicidad, sonríes como muestra de ello. Sin embargo cuando perdemos algo, todo lo que giraba a su alrededor pasa a ser el centro, te apoyas en todo lo demás con la esperanza de que no desaparecerá. Y aunque cueste, muchas veces lo mostramos por el simple hecho de que necesitamos de alguien que sea capaz de comprendernos o simplemente nos escuche.
sábado, 30 de octubre de 2010
Objetivo: tomar tierra; Resultado: logrado a duras penas
Después de un mes y medio puedo decir que ya me encuentro completamente con los pies en la Tierra. Había olvidado lo complicado que es volver.
domingo, 20 de junio de 2010
viernes, 18 de junio de 2010
Fecha de caducidad
"Por muchas noches en blanco que una dedique a pensar en su biografía sentimental, la verdad es que encontrará pocas soluciones.
Podrá parchear tal o cual relación, pero al final volverá a pasar lo de siempre. Que en un momento dado saltará en pedazos, como tantas otras veces.
Porque uno es como es y no es fácil dejar de serlo para querer a alguien. Es casi un combate perdido de antemano.
Así que lo mejor que nos podría pasar es que las relaciones sentimentales vinieran con fecha de caducidad, como los yogures. Así sabríamos de antemano cuál es la fecha del final.
No perderíamos el tiempo en inseguridades, sospechas ni discusiones. Nos dedicaríamos a disfrutar casa momento hasta la última décima de segundo.
Aunque, si lo piensas, lo bueno de no tener fecha de caducidad es que nos permite seguir soñando con que, esta vez sí, ese yogur pueda conservarse para siempre..."
Dices lo mejor cuando no dices nada...
Sin decir una palabra puedes iluminar la oscuridad.
Por mucho que lo intente nunca podría explicar lo que oigo cuando no dices nada.
La sonrisa de tu cara dice que me necesitas;
La sinceridad de tus ojos dice que nunca me dejarás;
La fuerza de tu mano me dice que me agarrarás siempre que me caiga;
Dices lo mejor cuando no dices nada.
Durante todo el día oigo a la gente hablar alto.
Pero cuando tú me abrazas no puedo oír a la multitud.
Por mucho que lo intenten no sabrían decir qué se han estado diciendo tu corazón y el mio..."
Más que por mí, por ella yo vivo también ♫
si la encontré o me ha encontrado.
Ya no recuerdo cómo fue
pero al final me ha conquistado.
Vivo por ella que me da
toda mi fuerza de verdad.
Vivo por ella y no me pesa.
Cada día una conquista
la protagonista es ella también.
Vivo por ella porque va
dándome siempre la salida.
Porque la música es así:
fiel y sincera de por vida.
Si hubiese otra vida, la vivo
por ella también.
La verdad hace que todo lo demás parezca mentira
"El dolor hay que aguantarlo, esperar a que se vaya por si solo y que la herida que lo ha causado cicatrice. No hay soluciones ni respuestas sencillas, solo hay que respirar hondo y esperar a que se calme. La mayoría de las veces el dolor puede aliviarse, pero a veces llega cuando menos te lo esperas, te da un golpe bajo y no te deja levantarte.
A veces te enfrentas a una herida que no cicatriza, una herida a la que se le saltan los puntos..."
La única libertad que me exalta
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por la que muero.
Cernuda
miércoles, 16 de junio de 2010
"Una palabra entonces, una sonrisa bastan"
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pablo Neruda.
lunes, 14 de junio de 2010
Inevitable
Puedo adivinar tus pensamientos cuando nuestras miradas se cruzan durante unas milésimas de segundo.
En ese instante, todo se para, el mundo es diferente.
No existe nadie más.
Dos o tres segundos pueden parecer poco tiempo.
Pero es el tiempo suficiente para darme cuenta de que aunque no quiera siempre vas a estar, que es inevitable.
Eres la única persona capaz de llenarme de felicidad solamente con tu sonrisa.
Llegamos a compartir tantas cosas con un simple gesto...
Ahora sé que no necesitamos palabras para comunicarnos, que no somos raros, simplemente nos entendemos.
Parece que he vivido dentro de ti todo este tiempo, pues a veces me parece que te conozco tan bien que me asusta, eres diferente a los demás, pero eso me gusta.
Y si tuviera otra vida la viviría a tu lado, porque no sé donde te has metido todo este tiempo.
Me haces falta y sé que nunca me cansaré de ti.
sábado, 12 de junio de 2010
Yo escucho. Tú apenas oyes.
Quiero gritar.
Que me oigas. No, que me escuches.
Pero grito en silencio. No sé cómo. Creo que por dentro.
Hay un muro. Algo en lo que se entretienen mis palabras.
Algo que les impide llegar a su destino, tú.
Palabras que caen, chocan contra el suelo y se descomponen en mil letras, fonemas desconocidos.
Experimento mil sensaciones sinónimas que adquieren significados totalmente diferentes cuando el que las produce eres tú.
Creo que algo tuyo se aproxima a mí.
Tu aroma.
Tu voz.
Te oigo. No, te escucho. Y me resulta interesante lo que dices.
Me siento como una ingenua niña y todas tus palabras quedan escritas con tinta indeleble en mi mente.
Sigo gritando, me siento ignorada.
No sé qué tienes pero me das tranquilidad, atas mi locura.
Me calmo.
Consigo hablar sosegadamente pero cada vez me pongo más nerviosa.
Ya no hablo. Lanzo los vocablos. ¿En verdad pretendo herirte?
Es inútil.
Mis torpes palabras siguen tropezándose unas con otras.
¿Se abaten o las abates tú?
¿Y si lo intento con gestos?
No merece la pena.
Cegarías tu mirar. Vives para ti.
Yo escucho y creo todas y cada una de tus palabras.
Tú fundas tu razón en oír un fino hilo de voz que apenas te alcanza. Huyes.
Te vas sin mí y no me esperas.
Más allá del límite
¿Cuántas veces hemos querido rozar el cielo con la yema de los dedos?
¿Cuántas veces hemos pensado que en la situación en la que nos encontramos eso es imposible si no cogemos una escalera muy alta o nos hacemos astronautas para estar a unos metros sobre él?
¿Cuántas veces hemos envidiado la felicidad de unos personajes ficticios que te resultan más reales que tu vida misma?
Pero para rozar el cielo o encontrarse flotando en sus nubes no es necesario aprender a volar literalmente.
Se puede tocar el cielo viviendo una experiencia inolvidable, un momento inexplicable, algo que te produzca tanta felicidad que creas volar. Porque volar se puede y no necesariamente siendo un ave ni utilizando los polvos mágicos de Campanilla.
Si alguien hace que no quepas en ti y te da alas: te encuentras a más de 3 metros sobre el cielo.